No es solamente un abrazo. La mujer pareciera buscar consuelo y apoyo en el cuerpo del hombre.
Mientras…, una multitud es testigo de ese gesto tan íntimo.
Evita, acaba de confirmar su renuncia a la vicepresidencia. El mismo pueblo que la nombró su capitana la ve ahora en este instante de debilidad.
A nosotros, el tiempo nos ha develado los porqués detrás de esta escena.
La gravedad de su enfermedad y la oposición férrea de las facciones más conservadoras de la sociedad.
Ella, amada por su valentía y temida por su fuerza parece por un segundo haberse olvidado de Evita y ser solo una mujer quede debe afrontar la renuncia a su sueños.
La composición casi pictórica se atreve a no mostrar los rostros centrales del suceso.
Al realizar esta toma, Pinélides Aristóbulo Fusco, logró una de las fotografías más conmovedoras de nuestra historia.
Con intensidad dramática capta este destello donde lo público y lo privado se cruzan y signan el destino de un país.