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Hasta el 3 de Agosto de 2014
Las protagonistas de este nuevo relato son tres jóvenes mujeres. Nadia de Paraguay, Esteffany de Perú y Delfina de Argentina.
Nadia de nacionalidad paraguaya, llega a los 12 años a la Argentina con su madre y su hermano menor, dejando en el Paraguay el resto de su familia. Su madre ya hacía cinco años que había venido a trabajar, dejándola al cuidado de su abuela y sus hermanos mayores, junto a su pequeño hermano. Nadia estudia en un colegio en los suburbios de la ciudad de Buenos Aires y se ocupa de su hermano menor cuando su madre sale a trabajar Recuerda su Paraguay lejano, a los hermanos que quedaron allá y a su abuela querida. Viajo una vez a visitarlos y ellos también vinieron para sus 15 años.
Esteffany es de nacionalidad Peruana, está feliz de haber venido a la Argentina. Aquí se vive mejor cuenta, es más lindo. Está estudiando mucho, quiere empezar la universidad. Allá en el Perú quedo su hermano querido. Es muy lindo dice, mi hermano es muy lindo. Tiene más hermanos que adora. Pero acá me gusta más. No sabe porque, pero dice que hay más oportunidades. Es alegre, diáfana, responsable de su vida y muy afectuosa con su familia. Como mi mama no hay ninguna. Es muy buena. Ella hizo mucho por mí y mis hermanos, nos cuido y educo muy bien, me cuenta.
Delfina de nacionalidad Argentina es descendiente de italianos, sus bisabuelos vinieron de Italia, de Génova. Hicieron aquí una buena posición. Argentina era en ese entonces un país de promesas. Su bisabuelo, se radico en Misiones, tuvo plantación de pinos y aserraderos. Su abuela le contó largas historias de la selva, del yaguareté, del Mato Grosso, de las jangadas que venían al puerto de Buenos Aires cargadas de madera. Todo se lo llevo el Rodrigazo. Las talas indiscriminadas que vinieron después, dejaron todo desbastado. Una destruida chimenea rodeada de maleza, que su abuela la llevo a visitar hace dos años queda como único testigo. Los pinos han desaparecido. Garuhape, Garuhapemi, son nombres que suenan en sus oidos, el ruido de la selva, los saltos de agua repiquetean en su espíritu. Ella cuenta esa historia como algo muy lejano y muy cercano a la vez. Europa y la selva están en su ADN. Su familia se recuperó de numerosas crisis, algunos familiares emigraron en busca de mejoras laborales. Ella los visita poco. Vive en un barrio cercano al río.
Nadia, Esteffany y Delfina
Tres representantes de nuestro tiempo, sin duda.
Ellas están aquí, para mostrarse y mostrarnos que la vida circula más allá de las fronteras.
Centro Cultural Recoleta
Junín 1930
Lun a Vie 14 a 21 hs. Sáb Dom y fer 10 a 21 hs.
Las protagonistas de este nuevo relato son tres jóvenes mujeres. Nadia de Paraguay, Esteffany de Perú y Delfina de Argentina.
Nadia de nacionalidad paraguaya, llega a los 12 años a la Argentina con su madre y su hermano menor, dejando en el Paraguay el resto de su familia. Su madre ya hacía cinco años que había venido a trabajar, dejándola al cuidado de su abuela y sus hermanos mayores, junto a su pequeño hermano. Nadia estudia en un colegio en los suburbios de la ciudad de Buenos Aires y se ocupa de su hermano menor cuando su madre sale a trabajar Recuerda su Paraguay lejano, a los hermanos que quedaron allá y a su abuela querida. Viajo una vez a visitarlos y ellos también vinieron para sus 15 años.
Esteffany es de nacionalidad Peruana, está feliz de haber venido a la Argentina. Aquí se vive mejor cuenta, es más lindo. Está estudiando mucho, quiere empezar la universidad. Allá en el Perú quedo su hermano querido. Es muy lindo dice, mi hermano es muy lindo. Tiene más hermanos que adora. Pero acá me gusta más. No sabe porque, pero dice que hay más oportunidades. Es alegre, diáfana, responsable de su vida y muy afectuosa con su familia. Como mi mama no hay ninguna. Es muy buena. Ella hizo mucho por mí y mis hermanos, nos cuido y educo muy bien, me cuenta.
Delfina de nacionalidad Argentina es descendiente de italianos, sus bisabuelos vinieron de Italia, de Génova. Hicieron aquí una buena posición. Argentina era en ese entonces un país de promesas. Su bisabuelo, se radico en Misiones, tuvo plantación de pinos y aserraderos. Su abuela le contó largas historias de la selva, del yaguareté, del Mato Grosso, de las jangadas que venían al puerto de Buenos Aires cargadas de madera. Todo se lo llevo el Rodrigazo. Las talas indiscriminadas que vinieron después, dejaron todo desbastado. Una destruida chimenea rodeada de maleza, que su abuela la llevo a visitar hace dos años queda como único testigo. Los pinos han desaparecido. Garuhape, Garuhapemi, son nombres que suenan en sus oidos, el ruido de la selva, los saltos de agua repiquetean en su espíritu. Ella cuenta esa historia como algo muy lejano y muy cercano a la vez. Europa y la selva están en su ADN. Su familia se recuperó de numerosas crisis, algunos familiares emigraron en busca de mejoras laborales. Ella los visita poco. Vive en un barrio cercano al río.
Nadia, Esteffany y Delfina
Tres representantes de nuestro tiempo, sin duda.
Ellas están aquí, para mostrarse y mostrarnos que la vida circula más allá de las fronteras.
Centro Cultural Recoleta
Junín 1930
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