Hay una reflexión muy interesante de Michel Marcú que habla sobre la fotografía... relacionada con este tema de la muerte de la fotografía que augura Salgado.
Link:
http://claudiamarcu.com/Expo-alumnos-2014
Huellas
Fotografiar es acercarse, es vincularse al mundo en un movimiento donde importa la manera y la presencia de quien lo hace. Este vincularse llega a completarse a lo largo de un camino de múltiples etapas.
La toma, la captura de la imagen, se asimila, y no por casualidad, al acto de cazar, es el mismo gesto de llevar ante los ojos el artefacto con el cual se apunta y luego se dispara.
Pero hay diferentes maneras de cazar o fotografiar, para algunos se trata de obtener un trofeo y para otros, valga la comparación con los pueblos primitivos, se caza o se fotografía para incorporar un fragmento del mundo, ya sea como alimento material o como búsqueda personal.
Los pueblos cazadores primitivos reverencian, sacralizan y agradecen al animal que les da el sustento.
Los hombres civilizados cazan por deporte y su vínculo es el que tiene el depredador con su presa.
Quizá lo más bello y emocionante del arte de fotografiar sea encontrarse consigo mismo en el mundo y unir esas partes, así, en lugar de elevar muros de defensa que encierran, se abre el corazón para dar lugar a lo de afuera.
Cada uno de esos encuentros, cada fotografía hecha con presencia es una huella a seguir en el camino de conocerse a sí mismo.
La cámara se lleva la imagen capturada, en tiempos de fotografía analógica se llamaba imagen latente, y así era, latía hasta que se la revelaba, en tiempos digitales quizá también se pueda dejar latir la imagen y esperar sin mirarla para darle tiempo de crecer y desprenderse de esa realidad que le dio origen.
Y luego, lo importante no será seguramente colgar el trofeo sino aprender, nuevamente, de los primitivos que cuidan de agradecer al animal para asegurarse de que siga habiendo alimentos, así, el fotógrafo puede cuidar sus fotos, “criarlas” como se cría una mascota o una planta, y esto se hace al mirarlas y nuevamente mirarlas, al llevarlas al papel para que dejen de ser bits y se conviertan en objetos que pueden ser acariciados o destruidos.
Porque lo que hace al fotógrafo es, finalmente, la atención y el compromiso en todo el recorrido fotográfico.
Saludos!
Walter